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El prefecto del pretorio [a] (en latín, praefectus praetorio, en griego, ἔπαρχος/ὕπαρχος τῶν πραιτωρίων) era el título de un alto funcionario de la Antigua Roma. Originalmente comandante de la Guardia Pretoriana, el cargo fue adquiriendo progresivamente funciones legales y administrativas. Esta prefectura fue creada por Augusto [2] al modo y manera de las fuerzas privadas que acompañaban a los generales romanos en sus campañas. El prefecto se consideraba un hombre de plena confianza del emperador,[cita requerida] ajeno a las órdenes de otros mandos militares y que tenía como misión dirigir como fuerza de élite la Guardia Pretoriana.
El prefecto se instalaba en Roma mientras el emperador se encontrase en la ciudad.[cita requerida] Cuando este se desplazaba, el prefecto le seguía con seis cohortes.[cita requerida] Al menos tres de ellas permanecían en la ciudad. El prefecto del pretorio fue considerado uno de los cuatro prefectos de la ciudad de Roma, junto al prefecto de la Ciudad, el prefecto de la anona y el prefecto de los vigiles. Su poder, con el tiempo, llegó a tal punto que administraba justicia en la ciudad en nombre propio, siendo la máxima autoridad judicial.[cita requerida]
Bajo Constantino I, el cargo redujo su poder, con funciones de administración civil, simplemente, mientras que bajo sus sucesores, la prefectura pretoriana emergió como división administrativa del más alto nivel del Imperio. Los prefectos volvieron a actuar como los principales ministros del Estado, dando su nombre a muchas leyes. Así, continuaron hasta el reinado de Heraclio, cuando nuevas reformas redujeron su poder al nivel de meros observadores de la administración provincial. Los últimos trazos de la prefectura desaparecieron en el Imperio bizantino alrededor del año 840.
El título se abreviaba a menudo en las inscripciones como 'PR PR' o 'PPO'.[3][4]